...(continuación), chamarra, guantes y gorro, necesarios para recorrer la ciudad, con una temperatura poco menos de 5 grados celsius un clima un lluvioso en momentos, y soleado en otros, no fueron impedimento para salir y echar un vistazo. Las calles angostas, empedradas, limpias, tiendas de decoración, galerías de arte, restaurantes que a primera vista resultan ser bastante acogedores y bares pintorescos.
Sin embargo, mi primer acercamiento fue con su religión, sin conocer nada de las religión de aquél país, me dí a la tarea de leer un poco y averiguarlo por mis propios ojos. Una hermosa catedral llamada como "de la Natividad de Cristo", edificada en el siglo XIX, pasó a ser la iglesia luterana de Riga durante la ocupación alemana en la primer guerra mundial, y como un planetario en el periodo soviético, siendo hasta 1991 cuando sucede la independencia de Letonia de la antigua URSS que regresó a lo que fue su origen, una iglesia ortodoxa. Lástima que no pueda mostrarles imágenes del interior, pues están prohibidas, y aunque algunos turistas se arriesgaban a hacerlo, aparecía de no sé dónde una persona bastante molesta y les llamaba la atención. Me arrepiento de no haberlo hecho, total, no hubiera entendido el regaño , pues era en letón.
Los fieles, que eran bastantes, se dividían del lado derecho los hombres y del lado izquierdo las mujeres, haciendo reverencia a la imagen principal, la virgen de la natividad de Cristo. Las personas solían comprar unas velitas delgadas a la entrada para después colocarlas en el altar y hacer oración. La sensación es increíble, pues cada pueblo vive su fe a su manera, y con grandes similitudes a la iglesia católica.
El recorrido siguió pasando a otra iglesia, ahora católica y terminando en una luterana, sin embargo, esta ultima estaba cerrada, así que ya era hora de comer, y tocaba llenar la barriga.
En la revista del avión recordaba la imagen de un lugar llamada Key of Riga que ofrecía comida típica en un lugar agradable, así que decidí buscarlo y comprobar... literalmente me encantó, es un bello lugar decorado a la usanza medieval, con candelabros y velas en las mesas, obscuro pero a la vez bastante agradable, sus empleados cordiales y vestido con ropa típica, dieron un plus a la experiencia.
Al salir del lugar, vi como la gente se apresuraba a la iglesia luterana que está a un costado de la explanada centra; pues allá vamos, pensé... al llegar una chica me dijo que tenía costo la entrada de 13 euros me obsequió un folleto en letón, así que no le puse atención, yo no sabía para qué, pero los pagué y entré, ya ahí me percaté que el pago era para un concierto de música clásica, pues estábamos en la semana cultural de Riga y cada día habría eventos diferentes en la iglesia, ya que es usual que ahí se den conciertos, desde rock hasta clásica...
Concierto de música clásica.
Me acomodaron en una banca de la iglesia dónde no podía ver nada, solo un alto pilar, pero la gente no se preocupaba por la vista... hora del empezar el show, pues anunciaban a los integrantes de la orquestas y los cantantes por los altavoces. La gente solo aplaudía. Cuando da inicio la primera pieza, observé que las personas cerraban sus ojos, y simplemente se concentraban en escuchar. Al principio fue extraño, debo de confesarlo, observé, y recordé el dicho que hacer lo que vieres.
"Majestuosa" es la palabra como puedo describir la experiencia, algo totalmente diferente a lo que había vivido antes, el sonido de la orquesta mezclado con el órgano de la iglesia fue espectacular. Poco más de una hora fue suficiente para atestiguar que las mejores cosas simplemente pasa, en el momento que deben.
Al salir, chispeaba un poco y el frío hacía de las suyas, mis bufanda ya no era suficiente. Pero eso no me detuvo para salir y capturar unas imágenes de la ciudad iluminada. Para después, ir a dormir... pues había que tomar vuelo temprano para continuar la travesía.
Con esta pequeña visita me atrevo a decir que en este mundo encontramos lugares tan sorprendentes, que no necesariamente están en los más famosos o conocidos, pero hay que atrevernos y justo cuando menos pensemos, aparecerán.